Por Brigitte Hernández Escalona
El Cambio Climático es una realidad declarada y finalmente hasta hoy, las investigaciones señalan -con un 95% de certeza- que la causa son las actividades generadas por los humanos, los seres “más inteligentes” del planeta. En consecuencia, los efectos climáticos son diversos y alcanzan niveles preocupantes para muchas especies, principalmente en los estados insulares, donde la incidencia es mucho elevada y notoria.
La bióloga María Alejandra Faria, investigadora y miembro de la organización canadiense “World Fisheries Trust”, asegura que en los pequeños estados insulares en desarrollo, conocidos internacionalmente como SIDS por sus siglas en inglés (Small Island Developing State), el problema del cambio climático es inminente y forma parte del día a día y no de reportes con predicciones y escenarios como lo manejan los países desarrollados o aquellos que creen no tener ninguna vulnerabilidad.
El Cambio Climático es una realidad declarada y finalmente hasta hoy, las investigaciones señalan -con un 95% de certeza- que la causa son las actividades generadas por los humanos, los seres “más inteligentes” del planeta. En consecuencia, los efectos climáticos son diversos y alcanzan niveles preocupantes para muchas especies, principalmente en los estados insulares, donde la incidencia es mucho elevada y notoria.
María Alejandra Faría, bióloga |
La bióloga María Alejandra Faria, investigadora y miembro de la organización canadiense “World Fisheries Trust”, asegura que en los pequeños estados insulares en desarrollo, conocidos internacionalmente como SIDS por sus siglas en inglés (Small Island Developing State), el problema del cambio climático es inminente y forma parte del día a día y no de reportes con predicciones y escenarios como lo manejan los países desarrollados o aquellos que creen no tener ninguna vulnerabilidad.
“Los estados insulares, como la Isla de Margarita, tienen ya problemas ambientales que se unen a estos efectos del cambio climático y crean un riesgo mucho más elevado que en otros territorios. Por ello, es importante actuar estratégicamente y proponer acciones de adaptación al cambio climático mientras se atacan los problemas ambientales que venimos arrastrando desde hace ya varias décadas”, advierte Faría.
Entre efectos del cambio climático que las regiones insulares enfrentan, destaca la acidificación de los océanos por las altas concentraciones de dióxido de carbono descargadas a la atmósfera, las cuales reaccionan con los grandes océanos y sus aguas formando acido carbónico, que a su vez estas moléculas de ácido carbónico reaccionan con moléculas de agua, formando iones de bicarbonato y de hydronio (H3O+), incrementando así la acidificación.
“Se estima que aproximadamente ha habido un aumento cercano al 30% de concentraciones de H+ que se traduce en un 0.11 unidades de acidificación (pH). Esto conlleva a que los animales que se benefician de altas concentraciones de CO2, como las algas fotosintéticas y algas marinas, tenderán a incrementar sus poblaciones, mientras que especies calcificadoras como ostras, almejas, mejillones, erizos de mar, corales y plancton calcáreo no podrán formar sus valvas o esqueletos. De ser así nuestras costas cambiaran sus estructuras ecológicas por completo”, recalca.
Además, entre los efectos señala la ocurrencia fenómenos meteorológicos más intensos, como huracanes y tormentas; incremento del nivel del mar, erosión costera e intrusión salina; cambios en los regímenes de lluvias y sequías; y el incremento de las temperaturas, entre otros.
Con estos cambios, explica la bióloga, los rangos y temporalidad de abundancia de peces y plancton cambian, los afloramientos de alga se incrementan, las reproducciones de algunas especies se ven afectadas, la relación de hembras y machos de algunas especies marinas se modifica, entre ellas: las tortugas marinas.
“Como sabemos, los más aptos a adaptarse serán los que prevalecerán en esta lucha. Para preservar las especies animales y vegetales que viven en la Isla es vital y necesario educar a la población para el cambio climático”, enfatiza.
Entre efectos del cambio climático que las regiones insulares enfrentan, destaca la acidificación de los océanos por las altas concentraciones de dióxido de carbono descargadas a la atmósfera, las cuales reaccionan con los grandes océanos y sus aguas formando acido carbónico, que a su vez estas moléculas de ácido carbónico reaccionan con moléculas de agua, formando iones de bicarbonato y de hydronio (H3O+), incrementando así la acidificación.
“Se estima que aproximadamente ha habido un aumento cercano al 30% de concentraciones de H+ que se traduce en un 0.11 unidades de acidificación (pH). Esto conlleva a que los animales que se benefician de altas concentraciones de CO2, como las algas fotosintéticas y algas marinas, tenderán a incrementar sus poblaciones, mientras que especies calcificadoras como ostras, almejas, mejillones, erizos de mar, corales y plancton calcáreo no podrán formar sus valvas o esqueletos. De ser así nuestras costas cambiaran sus estructuras ecológicas por completo”, recalca.
Además, entre los efectos señala la ocurrencia fenómenos meteorológicos más intensos, como huracanes y tormentas; incremento del nivel del mar, erosión costera e intrusión salina; cambios en los regímenes de lluvias y sequías; y el incremento de las temperaturas, entre otros.
Con estos cambios, explica la bióloga, los rangos y temporalidad de abundancia de peces y plancton cambian, los afloramientos de alga se incrementan, las reproducciones de algunas especies se ven afectadas, la relación de hembras y machos de algunas especies marinas se modifica, entre ellas: las tortugas marinas.
“Como sabemos, los más aptos a adaptarse serán los que prevalecerán en esta lucha. Para preservar las especies animales y vegetales que viven en la Isla es vital y necesario educar a la población para el cambio climático”, enfatiza.