viernes, 30 de junio de 2017

Red de Maestros Ambientalistas: una alternativa ante el Cambio Climático

Por Brigitte Hernández Escalona



Situada al oeste de la Isla de Margarita, la Península de Macanao es uno de los rincones menos conocidos del estado Nueva Esparta, territorio insular venezolano. En sus 330 kilómetros cuadrados predominan los bosques secos y el clima árido, se rodea de hermosas playas, lagunas y humedales, albergando a una importante parte de la biodiversidad del país.

En este territorio apartado residen apenas unas 30 mil personas, conocidos por su gentilicio como “macanagüeros”. También es el hogar de la cotorra margariteña. De la especie amazonas, esta ave regional se ha erigido como embajadora de la biodiversidad neoespartana, cuya conservación implica la preservación de un tercio de la biodiversidad en la Isla.

Margarita, además, es la única Isla del Caribe con dos especies autóctonas del orden carnívoro, el cunaguaro y el mapurite. Ambas residen en los bosques secos de la península, por lo que se mantienen en equilibrio con la cotorra. Éste es uno de los hábitats más amenazados como consecuencia de la acción humana y el cambio climático, por lo que su preservación es vital para todos.

La educación es clave: surge la red
La ONG Provita surgió hace 30 años en Nueva Esparta como una alternativa para la preservación de los ecosistemas naturales en las islas de Margarita y Coche. Es responsable, entre muchos de sus programas, el de la conservación de la cotorra margariteña. Su filosofía es “actuar en forma local, pensar en forma global”.

Precisamente, al tratar de conservar la cotorra margariteña, con su hábitat bien característico, hace más de 15 años detectaron la necesidad de aumentar los esfuerzos en educación y concienciación. Así surgió la Red de Maestros Ambientalistas en la Península de Macanao, que hoy en día alberga las 13 escuelas públicas asentadas en la zona.

José Manuel Briceño, coordinador del Programa Provita en Nueva Esparta y de la Red de Maestros Ambientalistas, lo explica en forma clara. “La conservación está en manos de la personas”, de allí que los esfuerzos se dirijan hacia los programas de educación y formación, como una contribución a la preservación a la biodiversidad del planeta.

“Partimos del principio de que los niños no son el futuro, son el presente. Ellos, muchas veces fungen como el vehículo para educar a los adultos. De allí que la red de maestros se haya abocado a la formación especial en el tema ambiental y ecológico, para que ellos salgan de las escuelas con una consciencia diferente y más responsable hacia el ambiente y sus recursos”, explica Briceño.


Más de 5 mil niños
La Red funciona con al menos un maestro ambientalista por cada escuela pública, orientado a la formación de niños de 5to y 6to grado de educación primaria. Son 13 las escuelas que actualmente funcionan en toda la península. Cada maestro es un ente replicador del mensaje de conservación y preservación de los ecosistemas, biodiversidad y recursos naturales que los rodean.

“En 15 años, hemos formado a más cinco mil niños y a 50 maestros. Funcionamos con al menos un maestro ambientalista por escuela. Se las ha formado en temas de preservación de la biodiversidad terrestre, biodiversidad marina, restauración ecológica e instalación de viveros, entre otros. Cada maestro ambientalista posee conocimientos en el área de biología, ecología y herramientas pedagógicas prácticas para la educación ambiental, a fin de que el mensaje realmente llegue y quede en los niños”, asegura el coordinador de la Red.


De la Red de Maestros Ambientalistas, han surgido diversos viveros escolares en las 13 poblaciones de la Península, se han efectuado más de 300 jornadas de recolección de semillas y siembra, se conformaron dos senderos de interpretación ambiental, se realizaron más de 20 festivales culturales de ambiente interescuelas, visitas guiadas y más de 30 talleres de formación para maestros.

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