Por Brigitte Hernández
Escalona
Cada vez es más importante que
las islas del Caribe repiensen el desarrollo de sus ciudades visualizando los
mapas de riesgos climáticos y monitoreo del clima, a fin de que se minimicen
las ocasiones de desastres y consoliden procesos de adaptación y construcción
de resiliencia desde sus propias agendas regionales.
![]() |
Especialistas recomiendan el desarrollo compacto no extensivo para áreas urbanizadas,
en lugares más altos y menos vulnerables.
|
Así lo expusieron los expertos en
desarrollo sustentable y cambio climático, durante la realización de los
Diálogos Virtuales con periodistas de Latinoamérica promovido por Latinclima,
para analizar la transformación de las ciudades de América Latina a fin de que
sean resilientes, inclusivas, integradas y sostenibles.
“Hoy en día es factible y posible
acceder a los mapa de riesgos y previsión de desastres en zonas costeras, como
terremotos o tsunamis, a los cuales deben acudir las autoridades regionales
para promover el desarrollo y transformación de las ciudades del Caribe, a fin
de hacer una planificación y ordenamiento asertivo del territorio”, señaló
Mónica Ramírez, especialista costarricense de la Asociación Hábitat para la
Humanidad.
Ramírez explicó que no construir
en zonas vulnerables, promover el desarrollo compacto no extensivo (desarrollo
vertical) preferentemente en zonas altas y minimizar el impacto sobre los
recursos no renovables son algunos de los elementos claves a considerar durante
la planificación y ordenamiento del territorio en zonas costeras.
Lazos de solidaridad
“El camino para la construcción
de la resiliencia transita por el establecimiento y consolidación de lazos
sociales, a través de la solidaridad, valor clave para avanzar hacia la
transición ecológica”, destacó Rodrigo Rodríguez, especialista en políticas de
desarrollo sostenible y cambio climático de Argentina.
Advierte Rodríguez que la
transformación de las ciudades hacia la sostenibilidad plantea la conformación
de un sistema innovador que haga frente a la agenda de riesgos ante el cambio
climático, visualizando todos los aspectos y actores involucrados, incluyendo
la óptica antropológica para atender los desafíos sociales y culturales a los
que conduce el reordenamiento del territorio.
El experto trazó entonces las
cuatro líneas de acción estratégica para la transformación y construcción de
resiliencia, entre ellas: concienciación de los medios de comunicación; planificación
estratégica alineada con las metas y agendas regionales de desarrollo;
fortalecimiento de las capacidades de los actores involucrados; e incentivar la
participación pública y comunitaria en todos los proyectos.
Finalmente, los panelistas
destacaron la necesidad del afianzar el pensamiento “a largo plazo”, para que
trascienda en la consciencia de la gestión local. “Las catástrofes no son
hipotéticas, son un problema con el cual ya convivimos. Educar para prevenir es
clave, pero construir resiliencia es un proceso a largo plazo, no es de un día
o una semana. Los actores deben ser conscientes de esto y avanzar en forma
progresiva”, enfatizó Mónica Ramírez.

No hay comentarios:
Publicar un comentario