Por
Brigitte
Hernández Escalona
@muevetexambiente
En Venezuela, sacar una tortuga del mar con fines de consumo se considera pesca ilegal. Tomarla desde las costas es tipificado como caza furtiva. En ambos casos está prohibido y castigado, según la Ley Penal de Ambiente. Aun cuando es una información ampliamente difundida y conocida, persisten en el país diversos grupos vandálicos dedicados a las capturas ilegales de esta especie protegida y en amenaza de extinción.
Para
el 2013, según las estadísticas del Grupo de Trabajo de Tortugas Marinas del
estado Nueva Esparta (GTM-NE), sólo en la región insular venezolana se
promediaban más de 17 mil especies capturadas y comerciadas ilegalmente en 17
puertos pequeros de la Isla de Margarita. En algunos períodos, sin embargo, se
alcanzaron topes de 23 mil unidades capturadas por año.
Se
estima que estos índices podrían verse aumentados considerablemente, dada la
crisis económica y alimentaria registrada durante los últimos años en el país,
ya que por tradición insular, la ingesta de los recursos naturales (peces y tortugas)
es mayor durante los períodos festivos y en los momentos de criticidad
económica.
Indicadores
científicos
Partiendo
de esta premisa, los científicos del Grupo de Trabajo con Tortugas Marinas en
Nueva Esparta (GTM-NE), la Fundación Avista, el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC) y otras instituciones financiadoras, han
iniciado una investigación para determinar a cuánto ascienden hoy en día los
indicadores de pesca ilegal y caza furtiva de tortugas marinas en las zonas costeras
de Margarita, Los Roques y la zona central del país.
“Desde
hace muchos siglos, los habitantes de Margarita y Coche aplican la pesca de
estas especies con fines de consumo y para la comercialización ilegal de la
carne y huevos de tortugas. Creemos que ante la crisis de alimentos en el país,
estas estadísticas se han visto incrementadas. Es lo que vamos investigar en
todos los puertos pesqueros posibles, en varias zonas del país”, señala Pedro
Vernet, fundador del GTM-NE y miembro de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los
científicos esperan tener algunos resultados concluyentes para final de año,
indicadores que permitan establecer estrategias articuladas y recomendaciones que
presentarán ante las autoridades competentes, datos científicos vinculantes que
permitan garantizar el resguardo de estas especies en amenaza de extinción, así
como para la protección de sus hábitats naturales.
Poblaciones
disminuidas
Hasta
el 2013, el GTM-NE llevó un registro detallado sobre los indicadores de
tortugas anidando y desovando en las playas insulares. Contabilizaban entre
25-30 capturas por semana; cifra que ascendía a 60 ejemplares durante días
festivos como Semana Santa.
Vernet
explica que para entonces también se aplicaba el sistema de preventa de
tortugas, por lo que los grupos
vandálicos salían a cazar sus encargos, situación que registraba a la vista de
muchos y quedaba impune en la mayoría de los casos, principalmente en el
municipio Antolín del Campo.
“Hace
80 años se contaban más de 70 tortugas de la especie caguamo anidando por noche
en playa El Agua, hoy no llegan a 3 tortugas hembras por período. Las
poblaciones se han visto severamente disminuidas, eso es lo que vamos a
investigar y actualizar la data que llevábamos”, añade el biólogo.
En
las Islas de Margarita y Coche, durante las temporadas altas (de marzo a
septiembre), ocurren las épocas de desove de tortugas marinas, siendo los
balnearios El Agua y Parguito algunos de los que más registraban presencia de
tortugas marinas, entre ellas de las especies verde, carey, cardón y caguamo.
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