La semana pasada se desarrolló en Lima, Perú, el taller “Periodismo
en torno a los compromisos frente al cambio climático”, organizado por
la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN), la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) y la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
El encuentro contó con la participación de Adriana Soto, directora de The Nature Conservancy para Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica y Panamá, quien explicó a ConexiónCOP que
desde su organización se desarrollan programas como los “Fondos de
Agua”, con los cuales se movilizan recursos para conservar las cuencas
de los ríos en Latinoamérica y contribuyen a la provisión continua de
agua para que se use de manera más eficiente en los hogares y en los
diversos sectores productivos.
“Los fondos de agua son estrategias de conservación y restauración de las cuencas que proveen de agua a las ciudades que tienen riesgo de desabastecimiento del mineral por lluvias o/y sequías extremas. Es una medida de adaptación, pero también de mitigación”, sostuvo.
En su exposición durante el taller hizo hincapié en el nexo de los sectores agrícolas y ganaderos con la generación de emisiones. ¿Cómo se podría revertir y dar solución a esa problemática?
Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en Latinoamérica
están generadas en una gran parte por procesos de deforestación
impulsados por los sectores agrícolas y ganaderos. En el caso de
Colombia, la ganadería extensiva
es una de las principales causantes de la deforestación,
particularmente en ecosistemas sensibles como la Amazonía. Las prácticas
agrícolas no adecuadas y la ganadería no sostenible generan
deforestación, degradación de suelos, y contaminación de agua,
incrementando con ello la vulnerabilidad a los deslizamientos, e
inundaciones cuando llueve o desabastecimiento de agua cuando hay
sequía.
En Colombia, durante la última sequía,
una parte importante de los municipios se quedó sin agua. Por ello, el
reto es tomar decisiones que permitan que el sector alimentario sea una
solución, que contribuya a conservar los suelos y el agua y además a
reducir las emisiones de gases efecto invernadero. El consumidor juega
un papel fundamental pues puede decidir en su compra si los alimentos
provienen de buenas prácticas agrícolas que aseguren que durante su
producción no se haya generado deforestación y que los insumos se hayan
usado de manera responsable con los suelos, el agua y la biodiversidad.
Los consumidores responsables son una tendencia creciente a nivel
mundial, están empoderados con información adecuada con base en la cual
se deciden por frutas, carne y productor lácteos que hayan sido
producidos de manera responsable, con baja huella hídrica y de carbono.
El mercado a su vez está reaccionando ante esta demanda y ante marcos
regulatorios cada vez más exigentes en este campo.
¿De qué manera se pueden generar prácticas más sostenibles con transferencia de capacidades y apoyo tecnológico?
La transferencia de capacidades es interesante porque hoy en día la
tecnología ha ayudado mucho a que ese conocimiento fluya de manera más
efectiva. Varias compañías latinas están tratando de hacer las cosas
bien y son miembros de una iniciativa llamada Tropical Forest Alliance,
que permite salvar los bosques tropicales y trabajanpara que en la
producción, transporte y comercialización de alimentos existan buenas
prácticas en conocimiento, tecnología y, por supuesto, tengan los
mejores recursos para los agricultores y los ganaderos. Seguro que
existen campesinos, agricultores y ganaderos que quieren mejorar, pero
no tienen herramientas técnicas o financiación para hacerlo.
En Latinoamérica hay organismos como el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF), que ayuda a los ganaderos de Colombia, Brasil y Costa Rica a generar prácticas ganaderas sostenibles. El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) también está haciendo importantes avances para dar conocimiento y mejorar la ganadería y agricultura. La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia está
impulsado buenas prácticas agrícolas en las fincas cafeteras, que
incluyen un mejor uso de fertilizantes, mejor cuidado de los suelos y un
proceso de reforestación; y se tiene control de plagas. Hay
conocimiento a lo largo y ancho del continente que puede transferirse
hoy en día mucho más fácilmente gracias a la tecnología.
Una nueva mirada: Del sector estatal a la sociedad civil
Usted fue viceministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia
del 2011 al 2013 y han pasado tres años desde su gestión. ¿Observa
cambios a nivel estatal que permitan a Colombia afrontar mejor el cambio
climático?
No solo he visto el avance en Colombia, sino en toda la región
Latinoamericana. Perú, por ejemplo, ha generado un esquema de liderazgo
impresionante en las negociaciones de cambio climático y no solo a nivel
internacional, también lo está poniendo en práctica dentro del
país, con legislaciones y regulaciones innovadoras.
Colombia es uno de los cinco países con mayor vulnerabilidad al
cambio climático a nivel global. Los fenómenos climáticos extremos, como
sequías y lluvias extremas, de los últimos 10 años, han costado varios
puntos del PBI interno, de manera que dentro del gobierno hay cada vez
más conciencia del costo que los efectos del cambio climático implican
para la economía del país. Se han generado políticas públicas para
gestionar mejor nuestro capital natural y en particular nuestras cuencas
abastecedoras de agua. Colombia también ha avanzado en generar procesos
de licencias ambientales mucho más responsables, pues estamos
conscientes que este proceso termina ordenando el territorio; en ese
sentido, la legislación colombiana busca que los proyectos planifiquen
mejor para evitar impactos. Para aquellos impactos que no se pueden
evitar se exige que la contemplación de medidas de mitigación en los
planes de manejo ambiental de los proyectos licenciados. Finalmente para
los impactos que no se pudieron evitar ni mitigar, la legislación
colombiana también ha previsto un mecanismo innovador para compensarlos a
través de medidas de restauración y conservación.
¿De qué manera debería abordar Latinoamérica el nuevo proceso de negociación luego de la adopción del Acuerdo de París?
El Acuerdo de París
ya se firmó por una gran mayoría de naciones, pero viene una fase muy
importante pues el tratado solamente entrará en vigencia cuando los 55
países que representen el 55% de las emisiones globales lo ratifiquen en
sus respectivos congresos. China, Estados Unidos, la Unión Europea,
India y Brasil serán claves para ello.
Con los compromisos naciones que han hecho las naciones para
disminuir sus emisiones tengo esperanzas de que podremos actuar contra
el cambio climático. Perú y Colombia han anexado la reducción de sus
emisiones a sus medidas de adaptación, porque entendieron que al evitar
la deforestación estábamos no sólo reduciendo buena parte de nuestros
gases efecto invernadero sino también generando menos vulnerabilidad en
nuestro territorio ante los efectos del cambio climático Lo mejor es que
esas soluciones que mitigan y adaptan generan claros beneficios
ambientales pueden ser económicamente rentables y traen
consigo beneficios sociales.
¿Cuál será el papel de Latinoamérica en los próximos años frente al cambio climático?
En muy pocas décadas seremos casi 9 mil millones de personas en todo
el mundo. La población se va a incrementar de manera sustancial y habrá
gran demanda de alimentos. Globalmente, los suelos no están en las
mejores condiciones, han sido degradados y deforestados, y Latinoamérica
ha sido analizada y vista como una región que aún tiene buena parte de
sus bosques en pie, disponibilidad de suelos y aguas en buenas
condiciones para producir alimentos.
El reto de Latinoamérica será proporcionar alimentos a esa población
que irá creciendo de aquí al 2050 sin degradar sus ecosistemas, sin que
esa producción de alimentos implique deforestación, erosión de suelos y
agotamiento de sus fuentes hídricas. La región es capaz de asumir el
reto, pero es importante que el resto del mundo apoye esta gestión, pues
de lo contario Latinoamérica pasaría de ser la solución a los retos del
cambio climático a contribuir de manera sustancial con el mismo. Por
eso al mundo le debe interesar que en esta región nos vaya bien en estos
retos. Los impactos del cambio climático no reconocen fronteras, los
sentimos todos, el noruego o el argentino, y se darán en las próximas
décadas porque ya hicimos daño al planeta.
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